19 años después...
Era el final del año 2006, cuando escribí mi último blog. Varias decepciones, dolores intensos, voces que empecé a escuchar (y a creer), un corazón en mil pedazos como lo describiría Cristina, la de los Subterráneos... y dejé de escribir. Ya había escrito en este mismo espacio, hace 19 años, sobre la ola de la modernidad, su inmediatez, pero mi ingenua mente aún no sabría lo que iba a venir, ni lo que me esperaba. Un tsunami para mi ya agotada memoria.... celulares hiper inteligentes, el abuso de las redes sociales que supuestamente me conectarían con otros seres iguales que yo, que sentían igual, con las mismas impotencias, los mismos cuestionamientos, las mismas soledades.
Y entonces, en el 2010 me encontré con Twitter, un lugar que me prometía depositar micro dosis de mis millones de pensamientos, en tan solo 140 caracteres, junto a miles de millones de otros seres humanos más. Que sentían los mismos dolores, las mismas tristezas, las mismas alegrías, pero que en un abrir y cerrar de ojos, pasarían quince años y me terminaría quitando mi capacidad de desarrollar... de escribir. Y así fue como no volví a escribir, aunque me apasionaba, salvo ciertas excepciones, como columnista invitada o en las cartas al director del diario de mi ciudad. Hasta... hoy.
La modernidad me estaba cobrando una factura muy cara. Así que este año decidí despedirme de tuiter, y volver a escribir, en este mismo espacio. Y me ha hecho tan feliz, leerme, descubrirme tan auténtica pese a encontrarme en esa tierna edad, tan soñadora, tan inexperta. Verme en un espejo, como una máquina del tiempo, en el que hoy sigo soñando con esa misma intensidad juvenil, que me siguen doliendo las mismas inequidades, que me sigue importando el mundo al que vine a cumplir. Solo me hace pensar que no me he dejado ganar por las decepciones de la vida, ni por mis errores, ni por la dureza de éste mundo. Que he podido proteger mi corazón, seguir creyendo.
Así que ésta es una breve introducción, a los nuevos escritos que están por venir. No serán iguales, porque vienen cargados de experiencia. Pero sí con la misma esencia. Y en palabras de mi autor melómano favorito, sí, Cortázar: "el truco es volverse fuerte de corazón, sin perder la ternura del alma."
MG
Comments