Charlie Kirk y el amor radical de Jesús
11 de los 12 discípulos de Jesús fueron ejecutados a causa del odio y la falta de tolerancia que puede arraigarse en los corazones de los seres humanos. Ellos fueron asesinados por predicar el evangelio de Cristo, por proclamar que había resucitado de entre los muertos, por negarse al paganismo, por oponerse al poder romano. A lo largo de la historia, es tanta la cantidad de personas que han muerto por defender su fe cristiana, que el número es indeterminado.
Charlie Kirk, un buen hombre, creyente y practicante de la fe cristiana, ha sido asesinado violenta e injustamente, por llevar los valores cristianos al activismo político. La noticia ha conmovido al mundo entero, por lo que todo tipo de personas, creyentes y no creyentes, trascendiendo fronteras, idiomas, nacionalidades, incluyendo aquellas que nunca habían oído hablar de él, ahora conocen sobre sus ideas. Un número inconcluso, tal vez decenas de millones, han escuchado sus intervenciones, se cuestionan, e incluso han sentido la necesidad de tomar decisiones sobre su vida espiritual.
Ante esta escena, los que quedamos en éste mundo fracturado nos quedamos devastados. Pero es en esta circunstancia, en esta hora, en el que debemos reunir nuestros corazones como humanidad. Este es el momento de honrar la labor de Charlie, enfocándonos en la razón que expresamente él profesaba y que lo despertaba cada mañana: su amor por Jesús.
Pensemos en una persona que nunca ha escuchado sobre Él, con todos estos acontecimientos, debe preguntarse: ¿quién es Jesús, por el que tantas personas creen hasta dar su vida?
A lo largo de 1500 años, aproximadamente 40 personas de distintas épocas, en 4 continentes diferentes, recibieron lo que solamente puede ser explicado como inspiración divina, y escribieron sobre Jesús, el Hijo de Dios. Estos textos tienen consistencia absoluta, no se contradicen, tienen mas de 64.000 concordancias internas. Existe registro histórico, arqueológico y científico de su existencia, de sus milagros, del contenido ético de sus enseñanzas, de su injusta y violenta muerte, la cual aceptó amando y perdonando a sus enemigos, y que luego sería un símbolo de victoria y redención.
Siendo el Hijo de Dios, teniendo el poder de desaparecer el mundo en un microsegundo, decide que cada vida humana valía la pena de tener la oportunidad de ser redimida. ¿Acaso piensas que no puedo orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? (Mateo 26:53). Pero en el mundo eterno, reina la justicia, por lo que alguien debía pagar el precio por las inequidades de los seres humanos. Él decidió ser ese sacrificio.
Aunque mis padres me enseñaron de Jesús desde que nací, lo he ido conociendo con mayor profundidad y madurez durante mi vida adulta, a través de difíciles procesos. Hace unos años comprendí realmente la trascendencia de Su amor hacia nosotros. Para describirla, tengo esta escena en la mente que quisiera llevar a la imaginación del lector, en donde veo a Jesús, clavado en una cruz, frente a decenas de personas que lo habían herido a muerte, que lo insultaron, que lo escupieron, que lo humillaron. Lo veo llorando, desolado, en su momento más vulnerable, sabiendo que tenía todo el poder para destruir a todos ellos y convertirlos en polvo... pero no lo hizo. Su amor fue tan grande, que más bien Sus Palabras fueron, "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". (Lucas 23:34)
Mi alma se quiebra al ver el amor y misericordia con el que nos mira. Qué pureza de corazón más grande, amarnos tan inmerecidamente. Porque no perdonaba sólo a quienes estaban en ese momento presentes en la cruz, sino por todos los humanos que vendríamos después, por inequidades que aún no cometíamos e incluso las que aún no hemos cometido...
Él le pidió a la humanidad, que creyera en Él, que amemos a Dios en primer lugar y a todos los seres humanos como a nosotros mismos. Nos pidió que sigamos su ejemplo, su Reino, su justicia. Dejó la vara muy alta sobre lo que es el amor. Amó a sus enemigos, como lo vemos claramente en la cruz.
Con la muerte de Charlie, es consecuencia natural que nos invada un sentimiento de ira e impotencia. Pero hoy más que nunca tenemos que proteger nuestros corazones y cuidar cada una de nuestras palabras, especialmente las que hacemos sobre el prójimo. Porque esta es la hora en que las personas que no lo conocen están atentos. Somos ejemplo del amor de Jesús para los que nos rodean. Tenemos entonces que agarrarnos de las enseñanzas de Jesús, imitar su forma radical de amar que proclamó, poniendo a la gente, especialmente a los enfermos del alma primero, recordar que fue justamente por esto por lo que fue duramente criticado por la comunidad religiosa de la época. Nos enseñó que debemos hacer prevalecer la compasión, la gracia y el perdón, hacia quienes hacen el mal, inclusive a quienes constituyen enemigos de Dios. Porque nos vino a instruir que nos debe importar la salvación de la gente. Nos vino a interpelar de que no debemos cerrarles la puerta del reino de Dios a quienes más lo necesitan. Amarlos es un mandato.
Jesús nos contó la parábola del pastor que deja sus 99 ovejas para ir en busca de la que se perdió. Nos mostró que en su corazón, cada uno de nosotros es importante, cada alma es valiosa. Debemos imaginarnos la alegría y celebración que sucede en la eternidad cuando una vida se arrepiente y es redimida. No olvidemos que nuestra lucha debe ser por el alma de la gente, y no solo por nuestro metro cuadrado. Somos sus manos aquí en la Tierra, si nos dejamos utilizar. El día de ayer, no fue casualidad, una mujer dio su testimonio frente a cientos de personas en la iglesia, había decidido seguir a Jesús y su vida había sido transformada. Justo, sus palabras fueron, "yo no creía en Dios, decía que no existía, yo era una enemiga de Dios". Mi corazón se recogió, pensé en aquella parábola y me imaginé el gozo que debe existir en el cielo por su alma que se arrepintió. Sí, por ese que un día fue enemigo y ahora le pertenece a Cristo. Estimado lector, es momento de preguntarnos, ¿Qué mérito tiene amar a los que nos aman? Pero amar al enemigo... qué forma tan radical nos enseñó a amar Jesús...
Leyendo los comentarios que le han dejado a Charlie, él debe haber sido recibido en el cielo con los brazos abiertos. Mensajes de ateos, profesando que vuelven a Cristo; personas alejadas regresando a la iglesia; enemigos, con nombre y apellido, buscando arrepentimiento y perdón.
Charlie, estás en la eternidad con Dios. El sueño de todo creyente. Solo espero que todos lo logremos y podamos agradecerte cuando transitemos hacia el otro lado.
Como nos dijo el apóstol Pablo: "Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve." (1 Corintios 13: 1-3)
MG
Para profundizar: (Mateo 23:13; Lucas 15:4-7; Mateo 18:12-14; Lucas 23:34; Mateo 26:53)
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